George Clooney, los tactos rectales y Facebook

Pedro Lijarcio

Está clarísimo a estas alturas de la película que las redes sociales son uno de los grandes éxitos a nivel tecnológico del siglo XXI, y que se cuentan por millones las personas que forman parte de esta inmensa telaraña de «amigos» (seguramente toda la gente que se tiene agregada se quiere a morir). O quizás no esté tan claro que haya sido un éxito, por lo menos entre algunos sectores con menos tendencia al exhibicionismo.

Para personas con un trabajo, digamos público, como por ejemplo los actores, no está tan claro eso de que Facebook, y en general el resto de redes sociales, haya sido un avance tan significativo. Y es que esta herramienta se ha constituido como una nueva arma contra su ya mermada intimidad. Si no hacía suficiente daño los flashes y las revistas del corazón, ahora hay que añadir a la ecuación el Facebook.

La red social por excelencia se ha convertido en un auténtico incordio (por no usar otras palabras malsonantes que pueden herir la sensibilidad de algunos lectores) para el mundo del celuloide. Sin ir más lejos George Clooney hizo las siguientes declaraciones durante el festival de Toronto: “Preferiría que un tipo con manos muy frías me hiciese un examen de próstata en directo en televisión a tener una página de Facebook“. Grandes palabras, sin duda, pero que habrán decepcionado a algún que otro fanático de la red que creía a Clooney menos carcamal. Porque está más claro que el agua que si no te va mucho esto del Facebook te conviertes en un maldito proscrito retrógrado. Pero este es un tema del que no toca hablar hoy.

Facebook se ha convertido en un enorme sónar capaz de detectar todos los movimientos de «los más buscados», es decir, gente como Clooney, la cual no puede ni sacarse un moco tranquilo en un semáforo mientras conduce sin miedo a ser fotografiado y posteriormente «subido a la red». Ahora es muy fácil seguirle la pista a los famosos, basta que algún individuo tenga la fortuna de cruzarse con alguien popular y luego lo comente en su cuenta de Facebook para que todos sus conocidos sepan dónde está en ese mismo instante ese personaje, y como la gente tiene muchísimos amigos estos lo contarán a otros amiguísimos y así sucesivamente hasta que todo santo dios sepa dónde está el personaje en cuestión. Tras esto sólo queda publicar un evento para organizar una quedada masiva de fans y salir en busca del personaje cual película de Drácula donde los aldeanos corrían en masa al castillo del maligno, antorcha en mano, para pedirle no un autógrafo precisamente. Bueno, tampoco podemos decir que lo que hacen los fans sea pedir autógrafos. Su actitud guarda bastantes similitudes con la de los aldeanos de las películas de Drácula.

Con esta parrafada vengo a decir que no todo el mundo está satisfecho con esto del Facebook, ya que no todo el mundo tiene necesidad de exhibir su vida privada subiendo constantemente fotos y videos a la red. A mucha gente ni le importa lo que hagan los demás ni cree que a los demás le importe que hace o deja de hacer. Existen otras personas que sí, y no los culpo por ello. Por ejemplo tenemos a Ashton Kutcher, el joven maridísimo de Demi Moore, del cual podéis saber todo lo que os interese, sólo tenéis que echar un vistazo a su perfil. Por cierto, gran actor Kutcher. De toda su extensa y variada filmografía no sé con qué película quedarme, quizás con la última, American Playboy, un peliculón.

Señor Clooney, estoy con usted. Las redes sociales me ponen un poquito enfermo. Supongo que probablemente todo sea cosa de acostumbrarse, pero creo que hay cosas a las que es difícil, por no decir imposible, acostumbrarse, como por ejemplo a los tactos rectales. Aunque, la verdad, no he tenido el placer de someterme a ninguno todavía.

Una caja más tonta que nunca

Josep Marí Chiral

Que la parrilla televisiva no es más que aquello que las cadenas emiten entre bloques publicitarios no es ninguna novedad. No hay más que hacer un rápido recorrido por los distintos canales para comprobar la falta de ingenio, creatividad y novedad. Y todo eso si dejamos de lado el  supuesto compromiso y responsabilidad que como medios de comunicación de masas tienen con la sociedad.

Los concursos, las series y los magazines siguen esquemas ya vistos con anterioridad, con mecánicas y elementos antiguos y utilizados mil veces con vueltas de tuerca absurdas, pero combinados de tal forma que parecen nuevos. No lo son.

Unos pocos presentadores y productoras se reparten un pastel que cada vez tiene más aspecto de caducado. Los espectadores, por su parte, siguen consumiendo sin miramiento formatos que huelen mal y con regusto a rancio sin saber que, en la mayoría de los casos, la materia prima de la que están hechos no reúnen los mínimos requisitos de calidad. Pero, ¿quién se preocupa por eso? El caso es que consuman, deben pensar los directivos.

Y aunque sí que existen algunas honrosas excepciones, no vayamos a pintar el panorama más negro de lo que está, éstas acaban pasando sin pena ni gloria debido a distintas razones como su situación en la parrilla. Y yo, que asisto atónito al inmovilismo que se ha creado en la profesión en torno a este tema, me niego a creer que no sea posible hacer entretenimiento de otra forma manteniendo los mismos ingresos.

Es cuestión de intentarlo, de que las cadenas cedan, de confiar un poco más en los creadores, pues muchos de ellos han estudiado duro para saber llevar adelante proyectos de calidad con solvencia que aporten algo a los medios y, en consecuencia, a la sociedad. ¿A caso es esto una utopía? Prefiero pensar que no.

Denos la bienvenida

Otros no lo desearían, pero a nosotros nos haría especial ilusión que al entrar a nuestro blog se pegase un buen bostezo. Luego lea y quizá, sólo quizá, le cambie el semblante ante el panorama mediático.

Qué poco original se ha vuelto la parrilla televisiva, las hojas insulsas de los periódicos, las tertulias deportivas en el transistor. Refritos de cine, publicidad a prueba de estómagos, conspiraciones empresariales… La presión maxilar se contagia y no íbamos a quedarnos indiferentes. Por eso nos gusta comentar todo aquello que tiene que ver con la Comunicación de los medios tradicionales desde la palestra digital.

A ver si entre tanto bostezo conseguimos espabilarle y termina comentando nuestras inquietudes.

Un saludo de parte de ‘El Equipo’,